jueves, 14 de julio de 2011

SE DESPLOMA EL HELICOPTERO PIÑERA: ¿Y LA CONCERTACION? BIEN, GRACIAS




SE DESPLOMA EL HELICOPTERO PIÑERA: ¿Y LA CONCERTACION? BIEN, GRACIAS

Resulta claro que Piñera registra una histórica caída del apoyo ciudadano. La percepción de nuestro pueblo, por lo menos a la fecha, es que la derecha ha resultado un fiasco como gobierno y Piñera no ha demostrado ni la "excelencia", ni el "cambio" que prometió cuando era candidato.

En Magallanes, el capital electoral de la derecha se dilapidó con la crisis del gas (aún no resuelta) y el centralismo se acentúa brutalmente en un sistema presidencialista, con un mandatario como Piñera, de marcado tinte personalista que no delega nada.

Para peor, la derecha magallánica carece de parlamentarios de sus filas, que puedan presionar al Ejecutivo para que atienda con rapidez los problemas de la región. Un ejemplo es la extrema lentitud para conformar el gabinete regional, que Stóraker no ha podido estructurar aún.

Por su parte la oposición y en particular la Concertación, también registran una baja en sus niveles históricos de apoyo, los que se deben a diversos factores, entre otros:

1.       La derrota de enero 2010 situó a la coalición, en la oposición. Esa fue la voluntad popular, en virtud de los errores cometidos por el conglomerado.

2.       En un sistema hiperpresidencialista como el chileno, la oposición difícilmente lucirá una obra destacada, considerando que queda subordinada a la iniciativa del Ejecutivo, tanto a nivel parlamentario (proyectos de ley que impliquen recursos estatales) como a nivel municipal, cuyos recursos se generan en gran medida desde la Subdere.

3.       La ingeniería electoral, que merece un análisis especial.

Mientras el pueblo se vuelca en las calles por sus reivindicaciones de la más variada índole, la oposición se encapsula en otro mundo. Siendo necesario diseñar la estrategia electoral municipal, dada su proximidad, este no puede ser el único norte de los dirigentes concertacionistas. La Concertación perdió cuando comenzó a vivir un mundo ajeno a las preocupaciones y reivindicaciones del pueblo y se sumió en una lógica puramente electoral, con intrincadas ingenierías electorales que, incluso, se proyectaban más allá de la coyuntura próxima.

Ese escenario es el que hoy vivimos en Magallanes, con una Concertación enfrascada en tortuosos cálculos públicos de cupos municipales. Así, se postulan diversos "escenarios":

·         Las dos listas municipales y el "polo progresista". Aparecen personajes que distribuyen certificados de izquierdismo, progresismo  e incluso centrismo, ante la opinión pública y dibujan candidaturas de todo tipo, procurando cooptar partidos y sedes partidarias a su amaño. Se trata de intereses y simpatías personales, para dispensar candidaturas municipales e incluso parlamentarias, fomentando el divisionismo y los acuerdos espurios.

·         La ausencia de opinión y acción política pública de los partidos de la Concertación de Magallanes, ante las movilizaciones sociales magallánicas, especialmente la crisis educacional, el irresuelto problema de la tarificación del gas y el prolongado conflicto de los funcionarios municipales de Punta Arenas, el cual se judicializa y no tiene salida política ante la incapacidad de la autoridad municipal. Tampoco se aborda el tema del endeudamiento popular magallánico y el negociado del retail.

·         La creencia ingenua que "se hace partido y política" desde lo "administrativo" y desde los locales céntricos partidarios. Hacer comisiones, reuniones y charlas esporádicas de toda índole ante ralas audiencias no nos llevará a ninguna parte. Pero hay además aquí otro problema: Creer que la "política" está en ocupar una sede, tener un timbre y llaves. Así sólo se hace política del siglo XX y para convencidos.

Se precisa entonces, desterrar la esquizofrenia política: El pueblo y sus reivindicaciones por un lado y la Concertación encerrada en sus sedes, con audiencias complacientes y anteponiendo cálculos electorales mezquinos precisamente cuando somos oposición.

Los presidentes de los partidos de la Concertación deben mirar y salir a la calle, tender un cable a tierra y abrirse a la ciudadanía y sus más urgentes problemas. El pueblo mientras tanto, espera y se impacienta.


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