martes, 16 de marzo de 2010

EN MAGALLANES LA JUSTICIA TARDA PERO LLEGA: CONDENAN A ASESINOS DE LA DICTADURA

LO DICE “EL MOSTRADOR” 16.03.2010

16 DE MARZO DE 2010

Por homicidio de tres presos políticos en 1973

Condenan a represores de la dictadura

militar

El fallo fue pronunciado por cuatro votos contra uno por la II Sala Penal del máximo tribunal, siendo el voto disidente el del juez Nibaldo Segura, que estuvo por absolver a los procesados sobre la base de la prescripción del delito. Sin embargo, la legislación internacional sostiene que los crímenes de lesa humanidad son imprescriptibles, lo cual Chile acogió.

La Corte Suprema condenó este martes a siete años de prisión, en un fallo definitivo, a tres represores de la dictadura militar que en octubre de 1973 asesinaron en la región de Magallanes a tres prisioneros políticos, informaron fuentes judiciales.

Los condenados, que según el fallo no tendrán beneficios carcelarios hasta cumplir la condena, son Miguel Pablo Muñoz Uribe, Juan Antonio Ortiz Toledo y José Aguirre Aguirre, precisaron las fuentes.

Los tres fueron procesados y condenados por los homicidios de Ramón González Ortega, Germán Cárcamo Carrasco y Carlos Baigorri Hernández, ocurridos la noche del 29 de octubre de 1973, en la localidad de Porvenir, a 2.600 kilómetros al sur de Santiago, en la región de Magallanes.

Según los antecedentes reunidos en el proceso, los tres fueron asesinados esa noche y al día siguiente las autoridades militares publicaron que habían sido ultimados durante un intento de fuga, a 20 kilómetros de la ciudad.

Carlos Baigorri tenía 31 años, era profesor y dirigente regional del Partido Comunista, Germán Cárcamo tenía 24 años, era empleado y militante del Partido Socialista, y Ramón González, de 37 años, no tenía militancia y era funcionario del Servicio de Impuestos Internos.

El fallo fue pronunciado por cuatro votos a uno por la II Sala Penal del máximo tribunal chileno, con el voto disidente del juez Nibaldo Segura, que estuvo por absolver a los procesados sobre la base de la prescripción del delito.

Según la legislación internacional, acogida en la legislación chilena, los crímenes de lesa humanidad son imprescriptibles.

En la parte civil del juicio el tribunal determinó que el Fisco chileno debe pagar una indemnización de 50 millones de pesos (unos 96.000 dólares) a la familia de cada una de las víctimas.



viernes, 5 de marzo de 2010

ORDEN DEL DIA: RECONSTRUIR CHILE

Lo que se veía como un traspaso de gobierno ejemplar, de la Concertación a la coalición de derecha que encabeza Sebastián Piñera, ha cambiado sustancialmente. No porque el espíritu republicano que la animaba ya no exista, sino fundamentalmente porque el enorme terremoto que ha vivido gran parte del país, y que tiene por el suelo la infraestructura básica de transporte y comunicaciones, obliga a ambas coaliciones a hacer importantes gestos, en pos de la unidad del país con el objetivo de la reconstrucción nacional.

Todos (as) los (as) chilenos (as) estamos (as) de duelo en este momento. El dolor por ver nuestros sueños e ilusiones amenazados por los desastres naturales, es más fuerte que el disgusto por la pérdida del gobierno, es más fuerte que las enormes diferencias políticas que nos separan de la coalición piñerista. Cuando vemos nuestro país en el suelo, nadie puede excusarse en su condición social, en su militancia política, en su concepción religiosa, para restarse de la inmensa tarea que comienza.

Quienes estamos en la centro izquierda y la izquierda, estamos doblemente obligados a colaborar, porque no se puede pretender dirigir un pueblo, si primero no se ha estado dispuesto a luchar por él, a dar la vida si fuese necesario. El momento actual tiene ese dramatismo, y por supuesto que los hombres y mujeres de izquierda ahí estaremos trabajando por levantar Chile, por devolver su dignidad, por devolverle su alegría, entonces, sólo entonces seremos dignos de volver a gobernarlo.

LA VOZ DE MAGALLANES

LO QUE SE REMECIÓ EN CHILE

HOY EN” EL MOSTRADOR”

5 de Marzo de 2010

La advertencia de republicanos como Camilo

Henríquez y Juan Egaña

SERGIO MICCO

Abogado y Master en Ciencias Políticas. Dirigente de la Democracia Cristiana.

Recibo un correo electrónico de la provincia de Concepción. Es un abogado quien escribe a sus compañeros de generación. “Ayer nos reuníamos para salir a tomar un copete a algún pub o casino. Hoy día damos gracias a Dios por tomar un vaso de agua, sin cuestionar su origen”. Tras describir sus tres horas haciendo cola en la villa para comprar lo que se pueda, recuerda como dos centros comerciales fueron saqueados. “De manera completa, metódica y absoluta. A plena luz del día. Todo, se llevaron hasta las mascotas de la tienda. Todo”. En el centro mismo de la capital regional le “tocó asistir, a plena luz del día, al saqueo de tiendas de golosinas (distribuidoras), supermercados, tiendas de muebles, bodegas de Ripley, Falabella, y otras, con personas de toda clase social, con tantos vehículos que cortaron el tránsito en calle Los Carrera, en sus seis pistas”.

Un igualitarista de los albores de la república chilena no dudaría en decirle a mi amigo que lo que relata es fruto maldito de las desigualdades existentes en Chile. Santiago Arcos le diría que cuando la ley no garantiza la justicia y no refrena el abuso de los poderosos, los pobres se rebelarán apenas puedan, imponiendo su “anarquía”. Ello llevará a los ricos a imponer su “estado de sitio”… hasta la próxima revuelta.

Camilo Henríquez diría que “estamos condenados a ser esclavos eternamente”. No hay república sin republicanos y no hay libertad sin hacer lo que se necesita para ser libres.

Sin embargo, mi amigo abogado es hijo de la tradición republicana chilena y sólo coincidiría en parte con Don Santiago. Los republicanos, tanto los que hicieron su hogar en el bando conservador como los más radicales, no estarían plenamente conforme con la explicación de Arcos. Es cierto que cuando los débiles no están bien protegidos por la fuerza pública, cunde la infelicidad y la indiferencia por el bien común. Sí, pero qué decirle al Intendente de Concepción quien nos dice que no estaba preparado para los saqueos dirigidos por personas conduciendo “cuatro por cuatro”. Mi amigo y mi padre los vieron. Filas de autos saqueando. ¿Por qué esos conductores no se fueron a poner a disposición de la Intendencia o de la Municipalidad para ayudar al compatriota? Pues los republicanos saben que siempre y en cualquier lugar debe amarse la patria. Ella es la libertad y las leyes, diría don Juan Egaña. Virtud pública que nos llama a realizar esa “disposición generosa de sacrificar su interés personal al interés universal del pueblo”.

Amar a Chile es fácil cuando se es acomodado y se vive en circunstancias de normalidad. Lo difícil es cuando se es pobre o caído el Estado de Derecho, surge el miedo a perderlo todo. Pues lo difícil es hacer valer la libertad del republicano frente al aspirante a tirano, sea uno en el palacio de gobierno o miles en las calles. Patriotismo de los jueces, carabineros, soldados y funcionarios públicos que hacen hoy triunfar la ley, apresan al perturbador de la quietud cívica y reponen el orden público. Patriotismo de esos vecinos de mis ancianas tías que venciendo el miedo, partieron a ayudarlas. Patriotismo de esas paramédicos, doctoras y enfermeras que cruzaron a pie el puente sobre el Bío Bío para ir a atender a sus enfermos, para no dejarlos desamparados; dejando solas sus casas. Patriotismo del médico que en bicicleta sabía muy bien en qué consistía su deber. Patriotismo de esos jóvenes voluntarios que salieron a recoger alimentos no para ellos, sino que para los otros. Patriotismo de los comunicadores sociales que no infundían alarma ni rabia, sino que tranquilidad y solidaridad. Patriotismo de esos bomberos, voluntarios por cierto, que arriesgan aún su vida escarbando escombros en busca de esperanza. Patriotismo de esa mujer que lloraba avergonzada ante el conductor de televisión diciendo que ella y su hija tenían necesidad, pero que no participarían en ningún saqueo. Patriotas que no tenían que esperar ayuda de nadie ni recibir instrucciones de ninguna autoridad para cumplir con su deber.

Sin esos patriotas, Camilo Henríquez diría que “estamos condenados a ser esclavos eternamente”. No hay república sin republicanos y no hay libertad sin hacer lo que se necesita para ser libres. Eso es los que los republicanos llaman patriotismo. A Dios gracias eso también ha existido anónimamente, todos estos angustiosos días, en la provincia de Concepción y en Chile entero.